Sr. Arquitecto,
Es usted, innegablemente, una parte de mí. Sea Ud. Dios o no, le debo agradecer por estructurar mis sueños de la manera en la que se presentan. No sólo por el significado que presentan, sino también por la construcción material que entregan.
Bajo la desgraciada vigilia, que en otros tiempos no he odiado como ahora, no puedo encontrar el amor y compasión que Ud. presenta. Sé que tiene un acceso (Y quizás control. No lo sabría) del aparato psíquico completo: La consciencia, el inconsciente, el subconsciente y lo preconsciente. Intentaría entenderlo, pero es una futilidad que está mejor gastada en el amor. Hace bastante tiempo que acepté (con repudio) que debo entregarme a ciertas cosas, que existen fuera de mi control. Bajo la soberbia que rige mi carácter, nunca podría admitir que existe el hado. El sólo hecho de que haga mención de esto es, para mí, doloroso. Sea en los sueños distinto o no, no puedo decirlo.
Sean mis sueños premoniciones, causa o efecto, no tiene mayor importancia para mí. Habrá tiempos en que los odie, y tiempos en que los ame. Si son lo suficientemente importantes, ambos al mismo tiempo.
Lo que sí es cierto, es que son enigmáticos y elusivos, se esconden bajo metáforas y simbolismos. Se ríen de mí con lo poco de la amalgama del aparato psíquico que me entregan. Su significado me elude, quiero creer que con buen motivo. Una protección (de la realidad?) que no me merezco.
Espero poder soñar con Ud., lector(a). Haya prosopagnosia o no, sé que lo reconoceré. Y sé que Ud. me reconocerá a mí. Después de todo, somos la misma persona.